La realidad nos transforma. Nosotros
transformamos la realidad.
Este principio es el motor de un proceso
creativo desarrollado durante los últimos treinta años. Mi obra se apoya en los
elementos estilísticos que me ofrece la pintura como el medio de expresión que mejor
me ayuda a conseguir transmitir la subjetividad de mi percepción. Un todo de
armonía, reflexión y expresividad.
Una búsqueda permanente me ha llevado a
realizar un recorrido desde la figuración a la abstracción, transitando por un
constructivismo cromático hasta un expresionismo abstracto, siempre bajo la
mirada atenta de Kandinsky, Mondrian y Rauschenberg, como guías más
determinantes. El punto de llegada, al menos hasta hoy, tiene aún la ambición
personal de la busca de la expresión a través del color, con la madurez de todo
un recorrido asentado ahora en una abstracción que convive con la definición de
la línea desnuda, del gesto, del símbolo. El punto de partida es siempre la
realidad interiorizada desde una actitud crítica.
Un elemento constante en toda esta
evolución es el estudio y el análisis del color, de su sutileza, de su
expresividad, de su capacidad para crear planos llenos de ritmo y armonía en
perfecto equilibrio con las ideas. Ideas que emergen para sugerirnos un nuevo
encuentro con la realidad. Las formas no tienen importancia como tales, sino
por su significado interior, por su esencia. Manchas planas y transparencias, espontáneas
sinceras y puras. La línea como actor secundario de la forma que ayuda al color
a transmitir nuevas proposiciones artísticas.
La temática de mi obra se ha movido entre
paisajes y bodegones, ha reflexionado sobre el papel de la mujer en la
sociedad, sobre los arquetipos, sobre los recuerdos, sobre el lenguaje escrito
como símbolo expresivo. A partir de la interiorización de toda esa realidad que
nos transforma, surge una nueva llena de creatividad en cada obra.
Art Copenhagen 2004
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