AIRE
Elemento que no podemos ver pero sí sentir. El aire es el hálito de la vida, es la atmósfera que lo rodea todo. La tierra y el agua son elementos más tangibles, nos arraigan y nos permiten fluir el aire, en cambio, más sutil, nos une y nos da la posibilidad de ser libres.
El aire del tiempo nos trae recuerdos y vivencias, transporta los olores, es la energía del espacio; no en vano el sentido del olfato es el más sutil.
La brisa mueve las hojas, papeles, traslada las nubes, cambia constantemente nuestro paisaje. El aire fresco en la cara cuando corremos, cuando vamos en bicicleta. Cada instante es diferente por los movimientos del aire. Nubes oscuras, densas, atmósfera pesada, el aire se ha desvanecido.
A través del aire algunas plantas transportan sus semillas que caen en la tierra que posteriormente las hará crecer. En el aire viven los insectos de los que aprendemos la libertad de volar. Por el aire nos llegan los olores que nos conectan a los recuerdos y nos hacen revivir momentos.
En el aire no tan limpio de las ciudades respiramos también el ambiente de la gente, los momentos, las calles, los edificios. El aire se escapa, no lo podemos retener, las ventanas abiertas en verano respiran con una cadencia rítmica, conectando el interior con el exterior, al igual que nosotros cuando respiramos. El aire es nuestro aliento vital.
En esta exposición queremos mostrar tres maneras de respirar ese aliento vital: Lupe Arroyo, utilizando técnicas mixtas para mostrar recorridos urbanos; Manuela Tello, con la pintura y el collage para escenificar la pulsión de los espacios y Gemma Arné, con el grabado, para representar el movimiento de la naturaleza.
Elemento que no podemos ver pero sí sentir. El aire es el hálito de la vida, es la atmósfera que lo rodea todo. La tierra y el agua son elementos más tangibles, nos arraigan y nos permiten fluir el aire, en cambio, más sutil, nos une y nos da la posibilidad de ser libres.
El aire del tiempo nos trae recuerdos y vivencias, transporta los olores, es la energía del espacio; no en vano el sentido del olfato es el más sutil.
La brisa mueve las hojas, papeles, traslada las nubes, cambia constantemente nuestro paisaje. El aire fresco en la cara cuando corremos, cuando vamos en bicicleta. Cada instante es diferente por los movimientos del aire. Nubes oscuras, densas, atmósfera pesada, el aire se ha desvanecido.
A través del aire algunas plantas transportan sus semillas que caen en la tierra que posteriormente las hará crecer. En el aire viven los insectos de los que aprendemos la libertad de volar. Por el aire nos llegan los olores que nos conectan a los recuerdos y nos hacen revivir momentos.
En el aire no tan limpio de las ciudades respiramos también el ambiente de la gente, los momentos, las calles, los edificios. El aire se escapa, no lo podemos retener, las ventanas abiertas en verano respiran con una cadencia rítmica, conectando el interior con el exterior, al igual que nosotros cuando respiramos. El aire es nuestro aliento vital.
En esta exposición queremos mostrar tres maneras de respirar ese aliento vital: Lupe Arroyo, utilizando técnicas mixtas para mostrar recorridos urbanos; Manuela Tello, con la pintura y el collage para escenificar la pulsión de los espacios y Gemma Arné, con el grabado, para representar el movimiento de la naturaleza.
Gemma
Arné
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